En mi experiencia, el liderazgo suele ser un punto ciego estratégico y costoso en las organizaciones. Asumir que los profesionales y directivos con talento y habilidades técnicas, de manera innata, gozan del arte de liderar, es lo mismo que pensar que el acto de regar y saber cuidar las hojas de un árbol es lo que produce el verdor de estas. La verdadera salud de un árbol está en sus raíces; es ahí donde se debe regar y abonar para garantizar su crecimiento y sostenibilidad, y es ahí también donde podemos encontrar las claves cuando no crece adecuadamente o se seca. En tiempos de crisis, esta realidad se hace evidente en las organizaciones y, aun así, muchas veces no se reconoce.
En los últimos días, he experimentado una gran admiración —y estoy segura de que no soy la única— por la magistral lección de liderazgo que nos ha dado María Corina Machado con su proyecto de devolver la libertad a los venezolanos. Su actuación, y sobre todo su impacto, me han llevado a observar todo el fenómeno desde la perspectiva del Liderazgo Generativo, utilizando la lente de sus distinciones ontológicas, así como el enfoque de la sostenibilidad, lo que me permite mostrar claves que sustentan el impacto de su liderazgo de manera muy clara.
Por ello, recientemente publiqué cinco claves ontológicas básicas que reflejan la efectividad de su hazaña, y me gustaría compartirlas nuevamente:
- Escuchar lo que les importa cuidar a sus seguidores: María Corina ha logrado convertir las preocupaciones de todos en un propósito real y compartido que respeta la legitimidad de diferentes opiniones e ideologías. Su enfoque se centra en un deseo común, profundo y elevado que conecta con todos porque toca la esencia de la vida.
- Elevar las conversaciones: Ha sabido llevar todas las “conversaciones” (*) a un nivel de profundidad y humanidad en el que todos convergen y están incluidos. Así demuestra que lo que parece idealista puede generar resultados tangibles, como un 70% de seguidores. No hay líder sin seguidores, y ser líder no es lo mismo que tener un cargo o jerarquía.
- Convertir el propósito en una PROMESA: Ha transformado ese propósito en un plan de acciones concretas y ejecutables. Aunque desafiantes, la clave está en construir compromisos sólidos y claros desde la confianza.
- Diseñar un proyecto coherente: Su proyecto es coherente y consistente desde la estrategia hasta la ejecución y coordinación de la acción, logrando la efectividad de un “láser” en medio de la incertidumbre, manteniendo el foco y la capacidad de adaptarse según sea necesario.
- Actuar de manera impecable: Desde su fuerza interior, sus acciones en el exterior le han permitido un equilibrio total. Sin perder su centro, estando siempre presente y conectada consigo misma, mantiene la conexión con sus seguidores y con la complejidad del entorno.
María Corina Machado ha alcanzado la excelencia gracias a la autenticidad de su liderazgo, la fuerza de su propósito y su perseverancia de más de veinte años, durante los cuales ha sido una aprendiz de cómo nutrir la raíz. EL SER que hoy la ha convertido en maestra.
Invertir en el entrenamiento de herramientas y habilidades de liderazgo para aquellos ejecutivos con talento es una gran apuesta, ya que el proceso es interno y, de algún modo, silencioso, sin la notoriedad de los resultados externos inmediatos provenientes de la acción. Cuando hablamos de liderazgo, el foco está en la creación de valor en varias direcciones, incluidos los resultados, porque estos últimos, al fin y al cabo, provienen de las personas. Esto subraya la necesidad de fomentar un liderazgo auténtico, generativo e innovador que vaya más allá de ser un simple rasgo personal, complementando la capacidad de gestión.
Es común confundir el management, que está en el ámbito del HACER, con el liderazgo, que tiene que ver con el SER. Un buen manager puede producir grandes resultados y organizar eficientemente los recursos de una empresa, y esto es como regar las hojas de un árbol y cosechar sus frutos. Pero si no se reconoce la raíz como determinante del alcance de lo que es posible, podemos perder de vista dónde impulsar a la empresa o solucionar sus retos e incluso ver dónde están los límites de su crecimiento y anticiparse. Así, poner el foco en la raíz, es decir, en el liderazgo profesional que deviene de un aprendizaje deliberado, tiene un impacto exponencial en toda la organización.
La vida es un pulso entre nuestro mundo interno y externo, entre el SER y el HACER. Si no cuidamos esa raíz, además de limitar la generación del valor que es posible, podemos llegar a generar desperdicio cuando intentamos resolver con acciones de management de manera superficial, a veces trabajando más horas o más duro, lo que puede agudizar un problema si se aborda de manera errónea. Lo que debe abordarse desde la raíz es EL SER: del líder, de la organización y de los equipos, desde el liderazgo.
Dicho de otro modo, el management tiene límites porque actúa sobre la punta del iceberg. Un verdadero líder, en cambio, tiene la visión y habilidad de identificar problemas, anticiparse a ellos y generar conversaciones y acciones efectivas para la expansión, eficiencia y bienestar de la organización.
En un contexto de mercados frágiles y cambios constantes, el liderazgo profesional no solo gestiona el cambio, sino que lo utiliza como palanca para una evolución exponencial. La diferencia entre una buena empresa y una gran empresa es ese «gap» de liderazgo. Y aunque muchos directivos y managers leen sobre liderazgo, la clave está en encarnarlo. He ahí el matiz fundamental y el punto ciego más común.
Ante los retos disruptivos actuales, la colaboración, el trabajo en equipo y la creación de un valor sostenible solo serán posibles desde una conexión profunda entre todos, ofreciendo propuestas de valor coherentes y consistentes para actuar con precisión, eficacia y bienestar. En las organizaciones, será fundamental desarrollar una oferta de valor que resuene y tenga sentido para sus equipos, su mercado y sus clientes, pues esta es la fortaleza de una gran empresa capaz de crear valor sostenible.
En conclusión, descubrir lo auténtico en los colaboradores y ser capaces de alinearlos en un propósito compartido requiere de un liderazgo genuino. El movimiento consciente hacia el mundo que queremos construir empieza con una reconexión interna que nos permita crear valor para nosotros y para nuestros clientes.
Las organizaciones, al igual que en otros ámbitos, necesitan líderes que nos pregunten: «¿Qué nos está pasando?» y que, además, sepan escucharnos. Cada día, gracias a quienes me rodean y a mis clientes, confirmo que allí es donde encontramos las grandes respuestas. También veo, en los que siguen insistiendo en que «ya saben», la pérdida de grandes oportunidades y el dolor en las organizaciones.
Si estás interesado en profundizar más sobre este tema, te invito a visitar mi sitio web o a ponerte en contacto conmigo.
¡El liderazgo se aprende y empieza con una decisión consciente!
angelica@angelicadelcarpio.com
(*)Toda acción y resultado provienen de una conversación previa. En el arte del liderazgo, la habilidad de identificar las conversaciones que están faltando, y saber crearlas y sostenerlas, es crucial.