Angélica Del Carpio

VOLVER A EMPEZAR

Si pudiéramos pasar del estado de negación a reconocer los constantes cambios externos y exponernos a su irrupción, que va configurando un nuevo orden mundial, podríamos superar el asombro, la crítica, los juicios y el miedo. Esto nos permitiría comprender que estamos en un momento excepcional, aunque nos descoloque una y otra vez.

A pesar de que nuestros mecanismos de defensa hayan saltado y estemos gestionando los cambios de diferentes maneras, es urgente replantearnos aspectos esenciales, no solo sobre nuestra percepción del mundo, sino también, y de forma más profunda, sobre nuestra vida.

Es momento de cuestionar el futuro al que íbamos o la forma cómo estábamos yendo, para diseñar lo que realmente queremos, leyendo con apertura lo nuevo, intentando ver que nos quiere decir para incluirlo.

Desde el COVID, se hizo evidente que tendríamos que vivir la ruptura de muchas de nuestras estructuras, la caducidad de paradigmas y referentes que, aunque nos empeñemos en recuperar, ahora resultan obsoletos o inútiles. Además, nos encontramos constantemente con incoherencia e inconsistencia frente a muchas de las demandas y necesidades externas y, lo que más nos cuesta, es reconocer y entonces atender nuestras propias necesidades respecto a las nuevas personas que, aun inconscientemente, ya somos. No podemos buscar soluciones desde los mismos paradigmas o perspectivas. Necesitamos mirar el mundo desde un nuevo «mindset» y antes mirarnos a nosotros mismos con otros ojos, dándonos la oportunidad de asumir nuestros cambios.

¿Te has planteado que los cambios externos no vinieron solamente por los intereses y las decisiones de los grandes poderes económicos y políticos?, desde luego, no empezaron con el COVID. ¿Se te ha ocurrido pensar que este proceso de cambio puede ser la manifestación de un proceso evolutivo que ya se había iniciado antes?

Por ejemplo, ¿cómo se podría conectar todo esto con las propuestas de vida y valores de las nuevas generaciones?, ¿con la urgencia de cuidar la naturaleza, o con nuestros propios miedos vitales, además de nuestros nebulosos viejos y nuevos anhelos humanos? ¿podría ser que entre todos hayamos generado y/o como mínimo dado el espacio para este cambio?, ¿qué es lo que no hemos estado escuchando y qué es lo que aún NO estamos escuchando?

Si decidimos tomar responsabilidad y empezar a hacernos estas preguntas, quizás podamos también acercarnos a nuestro poder de generar un proceso – esta vez conscientes – hacia lo que ambicionamos, y una vez más aparece la necesidad de saber conversar.

Existe un clamor humano de cambio, ¿es nuevo? Como seres humanos tenemos la necesidad de evolucionar, y la palanca de cambio que se ha estado moviendo, nos ha llegado en un paquete que parece poco deseable.

Por eso es imperativo abrirnos a explorar desde dentro lo que nos está pasando. Hoy día es insuficiente analizar y «describir» lo que pasa. Es necesario tocarlo y sentirlo, experimentarlo y asimilarlo «en el cuerpo». Solo así seremos capaces de conversar, de crear y construir una propuesta de futuro auténtica. Una que sintonice con nosotros de verdad. Que proyectemos una visión de nuestro mundo que desde dentro lo armonice todo, para que estar vivos sea «per se» la fuente de satisfacción, consiguiendo que la auténtica felicidad no sea solo una sensación pasajera.

Me encontré con una frase de Cantinflas que me parece genial – como él- y que conecta con esta propuesta de mirar los que nos pasa, con el enfoque hacia adentro.

¿Qué tal si miramos el futuro como la posibilidad de crear un mundo realmente nuestro, que sea mejor porque sea auténtico, coherente con nuestro ser interno?

¿Qué tal si tomamos conciencia de que hoy día nos toca volver a empezar?!

Angélica Del Carpio

Thinking & Growth Partner- www.angelicadelcarpio.com

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